Lecciones de la financiación de la sanidad y la educación para la hoja de ruta de la evolución del Grupo del Banco Mundial
¿Marcar la diferencia? Lecciones de la financiación de la sanidad y la educación para la hoja de ruta de la evolución del Grupo del Banco Mundial
GI-ESCR y sus socios organizaron un panel en el marco de las Reuniones de Primavera FMI / Banco Mundial 2023. El Grupo del Banco Mundial propuso hoja de ruta de evolución para abordar mejor la magnitud de los retos del desarrollo, como la pobreza, la prosperidad compartida, la desigualdad y los retos transfronterizos, incluidos el cambio climático, las pandemias, la fragilidad, los conflictos y la violencia, que afectan a la capacidad del Grupo para cumplir su misión.
Basándose en datos sobre el impacto de los distintos enfoques de financiación en la prestación de servicios públicos (sanidad y educación), la sesión retó a evitar los errores del pasado y a pensar más allá de las cifras para abordar la calidad y el impacto de la financiación.
La profesora Daniela Gabor, Catedrática de Economía y Macrofinanzas de UWE Bristol, advirtió sobre las consecuencias de hacer "invertibles" bienes públicos como la sanidad, la educación y las infraestructuras.
Anjela Taneja, responsable de Política y Defensa de los Servicios Públicos de Oxfam Internacional, aludió a los 25 años de inversiones en India, que se han centrado poco en mejorar los sistemas sanitarios. Advirtió que los seguros y las asociaciones público-privadas no son la panacea en sistemas con escasa capacidad de regulación.
Allana Kembabazi, Directora de Programas de la Iniciativa por los Derechos Sociales y Económicos (ISER), pidió que se demuestre el éxito de la financiación de agentes privados para prestar servicios públicos, y señaló la coexistencia, en Uganda, de un sistema público de sanidad y educación débil en medio de las medidas de austeridad y el apoyo de la Corporación Financiera Internacional a los agentes privados.
El Grupo de Evaluación Independiente (IEG, por sus siglas en inglés) presentó las lecciones aprendidas de las inversiones de la CFI en la educación privada K-12, concluyendo que no hay motivos para reanudar las inversiones de la CFI en las escuelas privadas K-12 sin un cambio fundamental en su enfoque. Reconoció el papel público como esencial en la educación privada. Reclamó la necesidad de que los Estados regulen, supervisen y establezcan normas mínimas para mantener y mejorar la calidad y la equidad.